lunes, 8 de junio de 2009

El Vaticano publica la verdad sobre el fin de los Temaplarios


El Papa Clemente V enjuició por herejía a esta congregación, que fue disuelta en 1312. Dos años después, su líder fue quemado en la hoguera.

Las actas del juicio contra la Orden de los Templarios acaban de salir a la luz, reunidas en un libro publicado por las autoridades del Vaticano, luego de permanecer ocultas durante siglos en los archivos secretos de la institución.

El "Processus contra Templarios" fue publicado por el Archivo Vaticano en una edición especial de 799 ejemplares de lujo, informó ayer el portal romano de la BBC.

Los expertos estiman que coleccionistas, bibliotecas en todo el mundo y miles de seguidores de la novela "El Código Da Vinci", del estadounidense Dan Brown, van a intentar conseguir un ejemplar aunque el precio es bastante elevado: 8.300 dólares por ejemplar.


El precio incluye los pergaminos escritos en latín -que fueron encontrados hace apenas seis años en los archivos del Vaticano- y una caja de cuero hecha a mano. Pero lo más importante es lo que revelan: la inocencia de los miembros de la orden luego del juicio que llevó a la desaparición de los templarios.


La Orden de los Templarios, congregación de corte militar, fue creada para proteger a los peregrinos en Tierra Santa en tiempos de las Cruzadas. Pero hacia el siglo XIV sus relaciones con el Vaticano se tornaron insostenibles y el Papa Clemente V la llevó a juicio por herejía, acusada de sostener extraños ritos de iniciación.


La orden había cobrado una fuerza inusitada. Acumulaba riqueza y propiedades en Europa y Oriente Próximo e incluso puso en marcha un sistema bancario internacional a través del que financiaron la guerra de algunos monarcas. Su poder y secretismo levantaron sospechas entre las potencias europeas.

Uno de los que más miedo tenía era Felipe el Hermoso, rey de Francia. Los historiadores consideran que tenía deudas económicas con la orden y que lanzó las acusaciones de herejía con la intención de arrebatarles sus riquezas. En 1307, Roma abrió una investigación contra los Templarios para esclarecer qué había de cierto en aquel escándalo.

La investigación concluyó cinco años después que los Templarios no eran culpables de herejía, sino de delitos menores contra la ley de la Iglesia. De hecho, el papa Clemente V absolvió a la orden en 1308 y pensó reformarla.
El rey Felipe IV, sin embargo, presionó al Sumo pontífice para acabar con los monjes guerreros. El monarca ordenó detener a los templarios el viernes 13 de octubre de 1307. Tras un largo proceso judicial e inquisitorial, la Orden fue disuelta en el Concilio de Vienne (Francia) en 1312 y Jacques de Molay (el

Gran Maestre del Temple) fue quemado en la hoguera dos años después.

En las actas del proceso, publicadas ayer, una de las principales acusaciones contra los caballeros era la de que practicaban ritos de iniciación blasfemos que incluían escupir sobre la cruz. Las actas revelan que los caballeros incluían estos actos en su entrenamiento militar como un recurso de defensa en caso de ser capturados por los ejércitos musulmanes

Otras acusaciones habituales contra los Templarios fueron la de desobedecer a la curia Romana, aproximarse al Islam y a la herejía cátara, practicar la sodomía y abogar por un reino teocrático en Europa, encarnado en un monarca que concentraría el poder celestial y el temporal. Tampoco se vio con buenos ojos que rodearan del aura de ser los conservadores del Santo Grial (la copa que usó Jesús en la última cena).

Esta faceta de los caballeros ha servido de base para numerosas leyendas y obras de ficción, como el best-seller El Código Da Vinci, de Dan Brown, o las novelas de Peter Berling acerca de los herederos de linaje de Jesucristo

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