La orden de los templarios también fue llamada "Orden de los Pobres Caballeros de Cristo" (pobres por su voto de pobreza), otro de sus nombres fue Orden del Temple (francés: Ordre du Temple o Templiers) porque su primera instalación fue en el Templo de Salomon (Pauperes commilitones Christi Templique Solomonici), también se les llamó soldados de Cristo, milicia del Templo de Salomón, milicia de Salomón y hermanos del Templo o del Temple.
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En el principio, los caballeros de esta Orden fueron tan pobres y humildes, que algunas veces dos caballeros tenían que montar un solo caballo al escoltar a los peregrinos que iban a Jerusalen, de aquí que tomaron por distintivo de la orden dos caballeros montados en un solo caballo en señal de humildad y pobreza, con esta leyenda: Sigillum militum Christi: sello de los soldados de Cristo.
Gracias a sus virtudes y sus heróicas acciones obtuvieron los mayores elogios de personas célebres en santidad y saber: el rey, el obispo, todos, en Jerusalén. La orden fue recibiendo donaciones, villas, castillos, diezmos y tesoros de los lugares que conquistaban, lo que les proporcionó inmensa riqueza y la devoción de los fieles.
Llegaron a convertirse en una especie de banco, que prestaba a reyes y nobles. Uno de los más endeudados fue el rey Felipe IV, quien intentó tomar el control de la Orden para así apoderarse de sus riquezas. Junto con el Papa Clemente V inició un campaña de intrigas, rumores y acusaciones; hasta que consiguió que la Orden fuera disuelta por acusiones de herejía, homosexualidad, hechicería, y otros délitos más que fueron obligados a confesar bajo crueles tormentos. Muchos de los templarios fueron quemados vivos, protestando por su inocencia y retractándose de todas las confesiones que mediante torturas y tormentos les habían arrancado.
Una vez disuelta la orden sus bienes fueron confiscados en beneficio de la Corona, la Iglesia y la Orden de los Hospitalarios. Dice la historia que el gran Maestre al poner a Dios como testigo de su inocencia, lanzó una maldición de muerte al Papa Clemente V en cuarenta días y al rey dentro de un año: vaticinio que afirmán se cumplió (el rey murió antes de un año de una caida de caballo durante una cazería y teniendo 47 años de edad). Asimismo ninguno de los otros investigadores que participaron de este proceso tuvieron buen final.
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